Andaluzas que escriben sobre Andalucía, el Mediterráneo y el mundo


Ni Madrid ni Bruselas, Andalucía se gobierna por sí misma

“España es el amo que nos impuso Europa”

Blas Infante

Tan sólo unas horas después de que las elecciones municipales del 28 de Mayo, el presidente del gobierno estatal y líder de la hegemonía burguesa en el Estado español, anunció convocatoria de elecciones estatales para el
próximo 23 de julio. Elecciones que rechazamos y, por consiguiente,
pedimos la abstención, por entender que son unas elecciones que
subordinan a Andalucía al interés del Estado Español.

La subordinación del Estado Español a la UE provoca que Andalucía no
sólo sea colonia interior de España, sino también de Europa. Nuestros
políticos, sean del color que sean, ya no esconden lo que son,
representantes de los intereses de la misma burguesía, de la UE y la OTAN.

Gobierne quien gobierne, la política interior y exterior del Estado español
no se verán afectados, reduciendo hasta el extremo el espacio para las
reformas posibles y realizando salvajes recortes, en este momento de
crisis agónica del sistema explotador capitalista.

La apatía y el hartazgo del pueblo andaluz se nota en la participación, que
ha bajado de forma general en los barrios más pobres de Sevilla y Málaga,
las dos ciudades más pobladas del país, a la vez que ha aumentado el
número de votos para el PP, partido que ha conseguido la mayoría
absoluta en estos comicios.

A quienes pretenden de nuevo engañar al Pueblo Trabajador Andaluz con
la excusa de la extrema derecha, decidle que la llevamos sufriendo desde
1939, como sufrimos antes la República en Casas Viejas y en Casa
Cornelio, y como la sufrimos desde que perdimos aquella guerra
centenaria que los vencedores mal llamaron “de la Reconquista”. En
Andalucía no nos jugamos nada en estas elecciones, sólo seguir siendo
colonia territorial y económica del Reino de España y, por ende, rehenes
de la Unión neoliberal y filofascista Europea.

Ningún gobierno español desde nuestra conquista ha beneficiado a
Andalucía, sometiéndonos a una situación colonial de explotación de recursos naturales y trabajo, manteniéndonos en los niveles más bajos de
la actual Unión Europea en todos los marcadores de desarrollo material,
científico y sanitario: desempleo, pensiones, analfabetismo, emigración,
renta per cápita, esperanza de vida, etcétera. Nuestro modelo económico
está hecho para producir plusvalías que alimentan la acumulación de
capital español y europeo, con el expolio de nuestros recursos agrícolas
industriales y el saqueo de mano de obra barata joven y sobrecualificada.
Observamos como parte de la actual campaña electoral el chantaje
emocional con el voto útil, el voto del miedo, llegando a adoptar actitudes
fascistas más propias de otras opciones políticas, ¿habrá algo más fascista
que el coaccionar a la gente con chantaje emocional o directamente
amenazas o insultos para que te voten? Actitudes muy fascistas para
aquellas que se llenan la boca con ser las herederas de las luchadoras
antifascistas.

Hay que recordar en este punto que, según SU LEY burguesa y española, el voto se entiende como un derecho y no como un deber, es decir, que
tiene contenido positivo ( ir a votar) o negativo (no votar). Por tanto, hay
que recordar que, cuando una persona decide no votar, TAMBIÉN está
ejerciendo SU derecho al voto que, por cierto, debe ser LIBRE, SECRETO e INTRASFERIBLE. Es SU Ley, no la nuestra: si mienten sobre eso, no esperes que sobre cosas más transcendentes te digan la verdad.

Los recurrentes llamamientos a la unidad de “la izquierda” se han
convertido en amenazas de listas negras. La unidad de esa “izquierda” del
gobierno estatal “más progresista y feminista de la historia”, que ha
realizado una no reforma laboral aplaudida por la oligarquía europea, que
mantiene la ley mordaza, que aprueba los mayores presupuestos militares
y ha abierto paso al nazi-fascismo apoyando a la OTAN, que amplía y
construye nuevas bases militares extranjeras en Andalucía, y que, ahora,
recorta la libertad de expresión a quienes optamos por la abstención
consciente, activa y revolucionaria …. Pero esa “izquierda” ya no nos
engaña, sabemos desde hace tiempo que sólo plantea formas distintas
para seguir colonizándonos.

Andalucía no necesita estar representada en Madrid. Necesitamos
representarnos a nosotras mismas en nuestra propia nación, no en otra.
Los diputados elegidos aquí no son diputados “andaluces”, sino títeres
bien pagados cuya vocación es creerse con derecho a hablar en nombre
de un país de 8,5 millones de personas ante el Estado español. Quienes
insisten tanto en “tener voz en Madrid” solo aspiran a hablar por nosotras
ante unas Cortes extranjeras que nos gobiernan como colonia.

La solución a los problemas de Andalucía no está en Madrid ni en Bruselas, ni en Estrasburgo ni en Washington, está en Andalucía. Está en la lucha por nuestra soberanía, imponiéndola en nuestra propia tierra frente a la voluntad de los gobiernos de España y la UE, no participando en esta farsa electoral estatal.

La idea política de Europa, como la de España, no es más que la potenciación de una superestructura impuesta para facilitar el sojuzgamiento de los pueblos, el robo de sus riquezas y la apropiación del
producto de su trabajo, ayer del campesinado y hoy de la clase obrera. De
ahí que Blas Infante sitúe a Europa y a Andalucía no solamente como realidades diferenciadas, sino contrapuestas en su máxima: “Europa, no:
Andalucía”.

Desde que en 1986 la oligarquía dominante españolista decidió que había
que entrar en la Comunidad Económica Europea, en salvaguarda de sus
intereses y con el beneplácito de nuestra colaboracionista burguesía local,
la inclusión de Andalucía en la UE ha supuesto una constante profundización en un proceso de desmantelamiento productivo. Las
“ayudas europeas” enmascaran la división internacional del trabajo que
determina la desaparición paulatina de nuestro escaso tejido industrial, de nuestra pesca y agricultura, así como la forzada reconversión de Andalucía como país de servicios para ocio, acumulador de mano de obra barata y policía mercenaria de sus fronteras económicas. No nos dan nada, nos tiran limosnas después de robarnos.

Las andaluzas somos un Pueblo negado también en Europa. No hay ni
puede haber representantes de nuestro País defendiendo nuestros
intereses en su Parlamento. No hay más interlocutora que España, ni más diputadas que las españolas. En unas elecciones europeas la
circunscripción única es el propio Estado español. Tanto la Europa como la España político-administrativa, es sinónimo de ocupación y expolio para el Pueblo Trabajador Andaluz.

Los falsos estados-nación impuestos a los pueblos y sus clases obreras son
el sujeto de poder de la Unión Europea. Las distintas clases dominantes se
aferran a sus fronteras económico-administrativas, al control de sus
respectivos territorios, para mantener su dominación. Son los estados al
modo burgués los instrumentos de poder sobre los que se asientan las
clases opresoras y explotadoras de la UE.

La Unión Europea tiene un marcado acento antidemocrático y una fuerte
base tecnocrático-dictatorial. La inmensa mayoría de las leyes y normas
que regulan nuestra vida son hoy directivas europeas, como prueba que
más del 52% de la producción legislativa de esta legislatura hayan sido
normas que adaptaban directivas al ordenamiento jurídico estatal.
El Parlamento Español no tiene soberanía ni capacidad para legislar, pero
el Europeo tampoco: El Parlamento Europeo tiene un carácter meramente decorativo y protocolario, incapaz de enfrentarse a los intereses de las burguesías europeas. El poder real y ejecutivo, reside en el Consejo de Ministros, la Comisión Europea y el Banco Central Europeo, instituciones todas ellas no electivas, donde los grupos de presión capitalistas influyen e intervienen en las decisiones que nos afectan a todas. Especialmente en las instancias económicas, no hay ningún instrumento de control democrático sobre ellas. El Banco Central Europeo es una institución independiente, no teniendo que responder ante nadie. Constituye una organización jerárquica y autónoma, con poderes ejecutivos y legislativos, así como la facultad de imponer sanciones, exento de cualquier “control parlamentario”.

La misma idea de Europa, al igual que la de España, como unidad político-administrativa, es la usurpadora de nuestros derechos, la que nos
arrebató nuestra libertad y nuestra identidad, la que nos conquistó y nos
mantiene como colonia interior. Esta Europa de los mercaderes, es
expresión y sustentación del capitalismo imperialista. La “Europa de los pueblos” o la “Europa social”, no existen ni pueden llegar a existir en la
Unión neoliberal Europea, porque nace y se mantiene como instrumento
contra los pueblos trabajadores.

La alternativa para Andalucía pasa por recuperar la soberanía. Una
República Andaluza nunca podrá formar parte de la Unión Europea. Es
imprescindible la salida de Andalucía de la Unión Europea, de la OTAN, del euro y del Estado español para poder construir la República Andaluza de Trabajadoras, instrumento que a través de la independencia nos lleve a la construcción del socialismo.

No podemos ni queremos ser españolas y no llegaremos jamás a ser europeas, no cabe más opción que la del boicot a ésta farsa electoral y el
llamamiento a las andaluzas de conciencia a no ser cómplices de ella, a no
participar ni promocionar sus elecciones, que no son las nuestras.

Porque el 23 de julio no nos jugamos nada, porque las decisiones y las
medidas político-económicas que se adoptan en las Cortes españolas
están ya escritas por la oligarquía europea, porque nosotras no queremos
que nos gobiernen ni desde Madrid, ni desde Bruselas, sino
autogobernarnos nosotras mismas, ¡Elecciones españolas o europeas, abstención popular andaluza!

“¡Europa, no: Andalucía! Europa es, por su método, la especialización que
convierte al individuo en pieza de máquina. Andalucía es, por el suyo, la
integridad que percibe al individuo como un mundo completo, ordenado
al mundo creador. Europa es el individuo para la masa. Andalucía el
individuo para la humanidad. Europa es el feudalismo territorial e
industrial. (…). Nosotros no podemos, no queremos, no llegaremos jamás
a ser europeos. Externamente, en el vestido o en ciertas costumbres
ecuménicas impuestas con inexorable rigor, hemos venido apareciendo
aquello que nuestros dominadores exigieron de nosotros. Pero jamás
hemos dejado de ser lo que somos de verdad: esto es, andaluces”.
Blas Infante

Isi Barrera.



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