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Feminismo del siglo XXI: la esperanza

Hacer un recorrido por el feminismo es introducirte inevitablemente en las luchas obreras del turbulento siglo XX, sin olvidar el recorrido de los siglos XVIII y XIX, y la “Vindicación de los derechos de la mujer” (1792) escrita por Mary de Wolstonecraft, cuando la burguesía comienza a consolidarse como clase en su lucha por la conquista del poder.

Pero ante aquel erial de guerras y explotación, en que estaba sumida la clase trabajadora, es el siglo XX el que abre a la historia, por primera vez la conquista del poder obrero y campesino en la Rusia de los zares, disputando su lugar ante las potencias capitalistas y el imperialismo emergente, y es también donde se perfila con claridad la lucha de las trabajadoras, figuras “femeninas” que empiezan a conformar el referente
de lo que se llamó feminismo, UN FEMINISMO DE CLASE, disputando el poder político de las mujeres como clase trabajadora.

ROSA DE LUXEMBURGO, EMMA GOLDMAN, ALEXANDRA KOLLONTAÏ, NADEDJA KRÚPSKAIA

No solo fueron grandes luchadoras, sino que incorporadas a las filas de
trabajadores de su época, dejaron su impronta militante y teórica no solo
en sus contribuciones al materialismo dialectico y el anarquismo, sino
también en lo referente al papel de la mujer en las nuevas colectividades
industriales nacientes.

SU LUCHA COMO MUJERES, CONTRA EL PATRIARCADO Y EL CAPITALISMO no deja lugar a dudas, y da origen a todo lo que hoy conocemos como conquistas de las trabajadoras, incluidos sus derechos laborales, y reglamentación acorde a nuestra condición de seres consideradas “no emancipadas”, que se lanzaron a la conquista de la igualdad laboral, a la herencia, a la propiedad de bienes, a la independencia de género, a reglamentaciones sobre aborto, maternidad y divorcio, o sea todo aquello que implicaba el poder de ese núcleo sagrado de la familia burguesa como pilar de la entonces sociedad capitalista, con derecho al voto, y a su nuevo rol como ciudadanas de pleno derecho incluso político, y a la disputa del mismo, dentro de una sociedad en la que era hasta entonces controlada solo y únicamente por los hombres.

ESTE ES EL ORIGEN DE LOS FEMINISMOS Y NO OTRO

Aunque la historia de la humanidad está plagada de revueltas de mujeres, y sus luchas, al costado de los hombres, maridos, hijos, hermanos o padres, (y no solo) contra los “señores”, y su explotación ante el hambre provocada por el expolio al que eran sumidas, como género y como parte
de sus comunidades.

Fueron creadoras de todas las artes, y los oficios, hacedoras de la agricultura, de la preservación de la memoria, de los cuidados en todas sus formas, cosedoras y curadoras, también especialistas en medicina y botánica, creadoras de las ciencias más primarias a las más complejas, que hacían al mantenimiento de la especie. Todo ello, mucho antes de la creación de la “acumulación originaria” (inicio de la propiedad privada) concentrando en sus manos el poder de garantizar la supervivencia de comunidades gens y tribus que se administraban con equidad y justicia.

PESE A ELLO Y A LA TURBULENCIA DESDE MILENIOS A SIGLOS MÁS RECIENTES, HAN PERMANECIDO EN EL MÁS ABSOLUTO ANONIMATO

E aquí la importancia de estas grandes luchadoras y todas las que quedan sin mencionar, ante un feminismo que por su transversalidad ha demostrado la doble cara de su carácter emergente, ya que como parte del 50% de la humanidad, carecen de la cuota de poder que les corresponde con legítimo derecho en un capitalismo cada vez más globalizado y salvaje, que se empeña en seguir utilizándolas desde su aspecto más negativo.

EL CAMBIO DE CARÁCTER DE LOS FEMINISMOS

Del siglo pasado al presente, en éste primer cuarto de centuria, se las ve como la fuerza de movimientos organizados alrededor de los agrupamientos vecinales o barriales, en ciudades, pueblos y aldeas, capaces de hacer temblar los cimientos sociales de un Hiper-Imperialismo cada vez más sangriento y desbocado y siendo por ello penetrado en su transversalidad, por quienes pretenden controlarlo, porque las mujeres pese a tantas conquistas, seguimos sin cortar los hilos invisibles que nos ligan cual marionetas al poder masculino y patriarcal. OCUPAREMOS “LA CUSPIDE” SIEMPRE Y CUANDO, sigamos siendo controladas por nuestras parejas, o el macho de turno, que no termina de incorporarnossi no tienen la garantía de su control sobre nosotras, pese al ruido y la fuerza que demostramos día a día, pese a nuestra consecuencia, y nuestra solvencia ante retos y actividades de la que nuestro accionar da fe de forma constante.

PERO NO NOS EQUIVOQUEMOS, ESTE NO ES UN RECLAMO LAGRIMÓGENO

Más bien una advertencia, sobre todo dirigida a las feministas de corte burgués, del bloque de poder anglosajón, masculino, cristiano y blanco, que con teorías extraídas de la academia norteamericana y los think-tanks al uso, están solo pensadas para confrontarnos entre nosotras, y para negar la importancia de nuestra pertenencia a la clase trabajadora, en todas sus expresiones.

A ESTOS FEMINISMOS DE ORIGEN BURGUÉS, les cuesta entender la diversidad de culturas, y orígenes, y la realidad de un patriarcado mutante que tiene diferentes formas de expresión de su opresión, diferencias invisibles si no hay un ejercicio consciente de visualización que las lleva a erigirse así en protagonistas de un pensamiento que se pretende único, y que arrastró en Ucrania en nombre de mujeres que se decían “feministas” a participar en la represión del Maidán celebrando la quema de personas vivas y ocultando la respuesta de aquellas verdaderas resistentes a las hordas fascistas de la brutalidad nazi, o a mantener un silencio que grita ante la terrible persecución que hacen de las mujeres musulmanas, que pese al velo, (tan cuestionado por las europeas), están demostrando en GAZA de lo que son capaces como seres autónomos, que luchan y juegan su papel más que importante dentro de su comunidad. PORQUE EL FEMINISMO, es esencialmente esto. COMUNIDAD. Ninguna confrontación que carezca de este profundo sentido de lucha por la vida, puede tener espacio si no ocurre dentro de una comunidad, que actúe como red viva de preservación del equilibrio natural del ecosistema en el
que transcurre su tiempo social.

POR ELLO, ESTE 8 DE MARZO, con más fuerza que nunca estamos obligadas a denunciar el uso de ese feminismo, que ni siquiera es capaz de alzar la voz ante el dominio destructor del imperialismo sobre toda la humanidad y señalarlo como un agente más de ella, evocando la Hydra mitológica que representa hoy el capitalismo en su forma más terrible.

DESATADOS LOS CUATRO JINETES DEL APOCALIPSIS EN SU LOCA CARRERA POR EL PODER, LA GUERRA, EL HAMBRE Y LA MUERTE, QUE SE PASEAN HOY POR TIERRAS DE GAZA, Y AZOTAN LA VIDA DE TIERNOS CUERPOS DE INFANTES LLENOS DE VIDA NEGADA.

Pero allí también estos monstruos, tienen la otra cara de su grotesca deformidad, que no atemoriza ni paraliza a esas mujeres, que con su Kufiya en la cabeza, son capaces de defender su hogar, su pueblo, su
lengua, su comunidad y sus costumbres.

LES VA LA VIDA EN ELLO, y también a nosotras, como verdaderas herederas de lucha y guardianas de nuestra herencia, en este sinsentido que la burguesía y las multinacionales, se atreven a librar contra la historia y contra los seres humanos en su conjunto.

¡HASTA LA VICTORIA SIEMPRE, VENCEREMOS!

María Rosa Dalurzo.



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