Andaluzas que escriben sobre Andalucía, el Mediterráneo y el mundo


Andalucía libre de España

A escasos cuatro días de la celebración en la ciudad de Córdoba de la XVI Asamblea Nacional del único partido político independentista andaluz, feminista y socialista de Andalucía, nacido en diciembre de 1990, como es Nación Andaluza, escribo este artículo a modo de reflexión personal, sobre lo allí vivido y aprobado.

Para poder hacerlo de manera más ilustrativa, que no sea simplemente recoger conclusiones y resoluciones formalmente allí tratadas, me voy a permitir ayudarme de los sucesos ocurridos en la ciudad, y en la provincia administrativa de Cádiz, allá por 1977, en torno a los llamados Astilleros Españoles y su primer intento de cierre.

En el mes de octubre de aquel año, con una conflictividad palpable, más de 100.000 andaluzas llegaron a congregarse en la mayor manifestación de la historia, hasta entonces, en apoyo, no sólo a los empleados de las diversas plantas, sino también, en señal de tanta jartura daguanta tanto desprecio y desconsideración por parte de las autoridades franquistas y neofranquistas.

Así, la primera respuesta gubernamental a aquellas manifestaciones fue traer antidisturbios de Córdoba y reprimir las protestas con la excusa que se habían infiltrados grupos ajenos a los trabajadores y éstos habían agredido a miembros de la policía armada. Sin embargo, el pueblo gaditano no se arrodilló, y su respuesta fue un éxito nunca antes visto. (Animaría al lector a que hiciera las comprobaciones oportunas en los artículos de prensa de la época -sobre todo el comunicado en solitario del PSOE llamando a la calma a la población, ¿curioso? Lo podría haber firmado el mismísimo Pedro Sánchez, diría yo-).

Pues bien, tuvieron que pasar casi unos 10 años de aquellas movilizaciones y de otras tantas por toda Andalucía, 1.000.000 de andaluzas a la calle el mismo 4-D de diciembre de 1977, la aprobación de una Constitución española que consagraba el reinado de la monarquía borbónica y la legalización del estatu quo del nuevo régimen neofranquista; la aprobación del segundo proyecto de autonomía para Andalucía, el primero fue impulsado en 1936; para que definitivamente, los movimientos de izquierda, que no se disolvieron o integraron en el PSOE de Felipe González, Alfonso Guerra, Escuredo o Borbolla, comprobarán por ellos mismos, que nada sustancial había cambiado para las trabajadoras del medio rural ni de la ciudad. En 1977 Andalucía tenía 236.000 parados y en 1988 superaba ya los 700.000.

Pues bien, este fin de semana pasado del 2 y 3 de marzo, pude vivir en Córdoba, de ese mismo espíritu combativo de la izquierda revolucionaria andaluza: una posición política no pactista ni entreguista al PSOE, ni al poder establecido. Un espíritu, además, imbuido en cada una de las intervenciones allí expresadas, de la más pura y fiel premisa del pensamiento del que es Padre de la Patria Andaluza, “SEGUIR DEPENDIENDO DE ESPAÑA ES SEGUIR SIENDO POBRES”.

Para los lectores que aún tengan duda en qué partido militar, añadiré la amplia presencia de militantes y delegados extranjeros, de Euskadi, América, Europa, África y Asia. Todas ellas organizaciones revolucionarias y comprometidas contra el imperialismo americano.

En definitiva, ni en Nación Andaluza, ni en las organizaciones internacionales que nos respaldan, ninguna andaluza, ni ningún andaluz, va a encontrar huella alguna de organizaciones satélites, ni del PSOE, ni de otros colectivos vasallos de España.

No queremos ser un partido camaleónico, aliado del poder, del poder que sea: del judicial, del financiero, de los dineros, de los oligopolios, de los grandes tenedores de tierras, de los norteamericanos, de los israelitas, del gobierno cuasiteocrático marroquí, de los policías corruptos o de cualquier bandera política, ucraniana o no, que esté al servicio de cualquier nación o estado invasor o imperialista.

Les dejó a continuación otras reflexiones vividas que pueden se interés para conocernos más: recuperemos el vínculo con nuestras raíces, con nuestra cultura como elemento de identidad; con nuestra forma de ser – no de estar ni de tener –, normalicemos el uso lingüístico del andalu. Andalucía no es un capricho ni un invento de unos cuantos románticos o idealista. Andalucía es una realidad y puede ser, además, una herramienta de desarrollo y justicia para todos. No abandonemos nunca nuestra forma de vivir para servir a intereses espurios y foráneos, ya sean madrileños o europeos.

El capitalismo ha muerto y debemos de ayudar a su entierro. La justicia y el reparto de la riqueza nunca va a venir por el mero crecimiento económico.

España no roba, España nos explota. Se ha adueñado de nuestros todos nuestros recursos naturales.

Más claro agua. España, a través del Gobierno de Madrid, sigue mandando en la primera empresa de Cádiz, los partidos políticos de izquierda han blanqueado sus demandas, prefiriendo las instituciones a la lucha en calle y el capitalismo es un sistema que no garantiza, ni de lejos, el reparto de la riqueza, sino muy al contrario, es la principal causa del aumento de parados y de la pobreza en Andalucía. Hoy sufrimos cuatro veces más parados que en 1977, 715.017 personas.

No hay revolución sino hay mujeres al frente de ella.

El lector tiene la oportunidad de cambiar el presente y el futuro de Andalucía y demás pueblos oprimidos.

¡Viva Andalucía Libre de España!

¡Viva Palestina Libre de Israel!

Manuel Lazpiur.

Militante de la asamblea local de Sevilla de Nación Andaluza.



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