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Día internacional de las mujeres Trabajadoras del Hogar

El 30 de marzo es un día para conmemorar la lucha “histórica” que han llevado a cabo las trabajadoras del hogar y de cuidados. Pero no solo debemos recordarlas en esta fecha, sino que hay que seguir organizándose día a día y luchar por que sus voces se alcen para ser escuchadas por la sociedad, pues a pesar de haber luchado durante muchos años y conseguido algunos derechos, aún falta mucho camino para conseguir unas mínimas condiciones laborales dignas. Se debe mencionar que muchas de ellas se tratan de mujeres migrantes que siguen trabajando sin contratos, en la economía sumergida y sin ningún derecho. El trabajo del hogar se considera un empleo precario, infravalorado y carente de la misma protección sociolaboral que otros trabajos por cuenta ajena. No obstante, a pesar de esta situación, se han ido consiguiendo unos pequeños avances económicos como ha sido alcanzar el salario mínimo interprofesional.

Andalucía es la tercera comunidad autónoma del Estado español con mayor número de trabajadoras del hogar, pero es cierto que muchas de ellas no están dadas de alta, y las que están precisan de más de un alta en la Seguridad Social a lo largo del mes para intentar alcanzar unos niveles de ingresos dignos, siendo un colectivo golpeado por la precariedad y la pobreza en el mercado laboral. Este trabajo lo desempeñan en su gran mayoría mujeres, tratándose del 86%. Se trata de un empleo en el que se prestan servicios para el cuidado de otras personas, adultos, enfermos o mayores e infancia y realizan labores del hogar como es la limpieza o preparación de alimentos. Hay que darles mucha más visibilización a este colectivo, que desarrolla un trabajo muy necesario para la sostenibilidad de nuestra sociedad, pues sin ellas no se mueve el mundo.

Han tenido que pasar muchos años para que a estas mujeres se les reconozca unos derechos laborales que se asemejen a otros sectores, como fue la exigencia del salario mínimo interprofesional, unas bases de cotización claras, derecho a paro, jubilación, etc…

Dentro de este sector no podemos ni debemos obviar a las mujeres migrantes cuyo sistema laboral las aparta al no poder seguir explotándolas. Mujeres que abandonan su lugar de origen ya que se ven forzadas por la situación en las que viven, y van en busca de unas
mejores condiciones de vida, y a pesar de tener experiencia como profesionales en sus países de origen no se les reconoce en el Estado español por lo que no les queda otra salida que dedicarse a trabajar en este sector. El 56% de las mujeres de nacionalidad extranjera se dedican al trabajo del hogar y de los cuidados, mujeres migrantes que llegando a una cierta edad son desechadas por la sociedad, a pesar de que durante muchos años han dedicado su vida a trabajar y hasta en ocasiones han terminado enfermas debido al esfuerzo físico y psicológico al que están sometidas en estas labores del hogar.

Se trata de mujeres expuestas a todo tipo de explotación debido a las políticas migratorias existentes en este Estado español. Según el INE existen casi tres millones de mujeres migrantes oficialmente registradas en el estado español, la inclusión de estas mujeres en el diseño de políticas es esencial para garantizar que sus voces sean escuchadas.

El trabajo que hacían nuestras madres, abuelas e hijas en el hogar y en los cuidados ha pasado a manos de las mujeres migrantes, que se encargan de responsabilizarse de estas labores, perpetuando así los roles de género y de clase. La incompetencia del Estado español ante la situación de inseguridad laboral hace que se siga explotando a estas mujeres, por ejemplo a través de la ley de extranjería, que dificulta a estas personas el
poder obtener permisos de trabajo y residencia legal en el Estado español, dando lugar a situaciones de explotación laboral en este sector (recordemos que la gran mayoría no tienen contratos de trabajo vulnerando los derechos de éstas).

Por supuesto no podemos obviar las mujeres que trabajan de internas en régimen de esclavitud y sin contrato, sin dejarles otra opción para poder lograr regularizar su situación administrativa que trabajar en este sector. Muchas de estas mujeres llevaban años trabajando en empleos precarios y mal pagadas, sin seguridad social, totalmente desprotegidas, lo que ha hecho que se dificulte el que puedan cotizar lo suficiente para poder jubilarse con una pensión. Mujeres mayores que recordemos que un día cuidaron de nosotras y que hoy día se ven totalmente abandonadas por un estado que les ha dado la espalda porque ya no son útiles al sistema ni productivas para el mercado de trabajo.

Cuando se construya una sociedad verdaderamente inclusiva, feminista y diversa, sin importar su origen o su edad, estaremos hablando de la posibilidad de que todas las mujeres puedan envejecer con la dignidad que se merecen, solo si las mujeres nos empoderamos nos llevará a una sociedad más libre y justa.

Alicia Junco.



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