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Represión a la lucha obrera y sindical

La represión del sistema capitalista a la clase obrera concienciada y luchadora es muy longeva. El Sistema, con sus políticos, sus jueces y sus fuerzas de seguridad, han castigado duramente la lucha de la clase trabajadora. Actualmente lo hemos visto con los trabajadores del Metal de Cádiz, o casos como el de la compañera Raquel Rodríguez de Puerto Real, condenada por la justicia burguesa española por defender la lucha de su clase, nuestra clase, la clase trabajadora, entre otros muchos casos.

Pero en este artículo me gustaría hablar de como las empresas y empresarios reprimen la lucha obrera y sindical de los trabajadores, de cómo reprimen y castigan a todo aquel que se atreva a organizarse con sus compañeros y luchar por unas condiciones laborales dignas.

En Andalucía, histórica tierra de señoritos y caciques, no ha cambiado mucho la situación. Con caciques 2.0 que siguen teniendo el mismo odio (quizá más) hacia la clase trabajadora consciente y organizada. Juegan con la posición de dominación que tienen sobre las vidas de sus trabajadores. Trabajadores mangoneados a placer por unos psicópatas fascistas, capaces de cualquier cosa por mantenernos callados y sumisos, y debido a la situación de precariedad que ellos mismos nos han impuesto, se les hace muy fácil conseguirlo con total impunidad. Como buenos pequeños
dictadores de sus empresas/campos de concentración, reprimen a quien alce la voz y premian con migajas al siervo obediente y traidor de su clase. No les tiembla el pulso a la hora de despedir a los trabajadores que dan un paso al frente y se organizan en sindicatos de clase y combativos, destrozando las vidas de sus familias.

Y como muestra un botón, los 5 de Duplach de Villa del Río, despedidos por organizarse, ser afiliados del Sindicato Unitario de Andalucía y plantear a sus compañeros el hacer una sección sindical en la empresa. O como la compañera Vanesa del SAT de Granada. O este que les escribe, despedido después de organizar a casi 30 trabajadores y trabajadoras para exigirle a la empresa Amaritta Food, de Córdoba, que cumpliera el convenio.

Esto responde a motivos totalmente ideológicos, a una lucha de clases sin cuartel, que siguen librando contra una clase trabajadora, que actualmente está más alienada y desorganizada que nunca. Despiden fulminántemente a estos trabajadores, no solo para escarmentar al que se rebela, si no para infundir el miedo y el terror en el resto de los trabajadores y trabajadoras y que no se les pase por la cabeza seguir a sus
compañeros.

Para que esto sea posible, reciben la ayuda de sus políticos y jueces a sueldo, que crean e interpretan las leyes para proteger los intereses de las oligarquías y que perpetúan el sometimiento y la explotación de la clase trabajadora.

Pese a estas adversidades, sigue habiendo trabajadoras y trabajadores valientes, organizadas en sindicatos de clase y combativos, que siguen luchando por la liberación de la clase trabajadora sin miedo a su represión.

¡Viva las trabajadoras y trabajadores valientes y luchadores!
¡Viva la clase trabajadora andaluza!

Por Ángel Salinas.



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