¿Quién es un pueblo para tutelar a otro pueblo?
Blas Infante, Fundamentos de Andalucía
El Estado español está inmerso en una crisis múltiple. Siendo un eslabón débil dentro de la Europa de los 27, las contradicciones del capitalismo global lo han golpeado de forma contundente y hoy estamos con una inflación subyacente del 6,1% (que afecta sobre todo en alimentos y bebidas), mientras la deuda estatal es del 113,11% del PIB (1,53 billones €). Además adolece de una inestabilidad institucional estructural y de una Constitución ya superada que la mayoría de “súbditos” de Felipe VI no hemos votado. Una situación que la oligarquía pretende atravesar a fuerza de represión, recentralización administrativa y de alimentar al monstruo de la ultraderecha Vox para inmovilizar a las clases populares, fortaleciendo el carácter neofranquista del Estado español.
En esto, un representante de la burguesía vasca, el lendakari Urkullu publicó el pasado 31 de agosto en ese vocero del Ibex35 que es El País un artículo titulado “Autogobierno vasco y modelo plurinacional del Estado”i en el que aboga por la convocatoria de una “convención constitucional” en la que se produzca “un avance sustancial en el carácter plurinacional del Estado y en el desarrollo nacional del autogobierno de Euskadi y, en su caso, también de Navarra y el resto de comunidades históricas. Es decir, de aquellas que contaban con un modelo de autogobierno previo a la Constitución de 1978”.
La propuesta recoge la idea que el Régimen del 78 llevó a cabo parcialmente en la Transición y apuesta por profundizar en la distinta estructura jurídico-política de diferentes comunidades autónomas con distintos derechos y tratamientos fiscales y políticos.
El artículo ha despertado muchas reacciones en este país situado al sur de Sierra Morena que en la mayoría de los casos giran en torno a la sensación de agravio hacia Andalucía. Unas reacciones que han servido para demostrar, de nuevo, que el regionalismo (en cualquiera de sus versiones) es incapaz de plantear ni siquiera un proyecto propio y autocentrado -evidentemente de la emancipación de la esclavitud asalariada, ni hablamos- para Andalucía. Al contrario, ejerce a todos los efectos como muleta y sustento del tambaleante Estado español. Y lo hace justo cuando lo que le corresponde a clase obrera andaluza es darle el “tiro de gracia” que este Estado burgués merece, después de los siglos de sufrimiento, sobreexplotación y colonización que ha ejercido sobre el pueblo trabajador.
De los muchos artículos que han aparecido me voy a fijar en dos por haber sido firmados colectivamente (vamos a dar por descontado el hecho de que Urkullu se equivoca en su artículo al identificar las “comunidades” o “nacionalidades históricas” con aquellos territorios que contaban con un Estatuto previo a la Constitución de 1978, porque Andalucía es nacionalidad histórica tal y como reconoce el artículo 1º del Estatuto (Ley Orgánica 2/2007)). El primero de los textos es “Sin Andalucía, no, lendakari Urkullu”ii firmado por antiguos dirigentes del desaparecido Partido Andalucista (PA) exclusivamente y el segundo aparecido unos días después “Andalucía es nación en la España plurinacional”iii que suscriben una veintena de personas ubicadas dentro del ámbito de la izquierda y el andalucismo (con toda la imprecisión que dichas categorías implican) agrupados en torno a la asociación Andalucía y democracia.
Ambos coinciden en tres aspectos fundamentales en los que no se oponen sino, al contrario, refuerzan y dan salida al Estado español como marco de acumulación capitalista en crisis profunda:
- Ambos textos apuestan porque Andalucía tiene que seguir formando parte del Estado español, de acuerdo a un nuevo pacto de Estado. A ello ayuda las alusiones a la consideración de Andalucía como “nacionalidad histórica”, un hecho cierto pero cuya reivindicación es contradictoria. A pesar de la indeterminación de esta categoría, el Régimen del 78 establece en el artículo 2 que existen “nacionalidades y regiones” reservándose así con carácter exclusivo la categoría “nación” justamente para lo que no es más que un entramado institucional; el Estado español. Baste con leer la primera frase del preámbulo de la Constitución del 78 para apreciar la maniobra. Por ello acogerse a que Andalucía es una “nacionalidad histórica” es no solo falsear nuestra condición de nación oprimida sino aceptar un ente superior con mayor legitimidad (el Estado español) así como su Constitución. Una legitimidad que las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado quedan encargadas de imponer mediante la represión.
- La afirmación de que “Andalucía no aceptará, bajo ningún concepto, un estatus jurídico-político inferior al de las nacionalidades originariamente beneficiadas por la Constitución” que hace la pequeña burguesía regionalista que estuvo activa en el Partido Andalucistaiv en su declaración es falsa. Falsa porque ese estatus jurídico-político inferior ya existe desde el momento en el que Andalucía no tiene Hacienda propia ni Concierto Económico del que disponen la Comunidad Autónoma Vasca y Navarra. Y falsa porque mas allá de la legalidad burguesa española, solo hace falta echar un vistazo a las cifras de renta per cápita, desempleo, analfabetismo o precariedad laboral para darse cuenta que nuestro estatus real, además de legal, es distinto e inferior y lo seguirá siendo mientras formemos parte del Estado español. Solo un rabioso españolismo (o la necesidad particular de legitimar su propia trayectoria por parte de los firmantes) explica tal miopía política.
- En la carta abierta “Andalucía es nación en la España plurinacional”, firmada por varias figuras conocidas de SUMAR y otras venidas del PA, se termina negando el derecho de la Comunidad Autónoma Vasca a entablar conversaciones bilaterales con el Estado español porque “cualquier punto de acuerdo bilateral afecta a las otras bilateralidades”. El argumento parte de una falacia (hay acuerdos bilaterales que no afectan a terceros) y es exactamente el mismo que el españolismo usó profusamente a propósito del referéndum del 1-O en Catalunya como legitimación de su carácter neofranquista y de la salvaje represión desatada contra la población catalana. Un argumento que, además, fue usado como expresión ideológica de masas de la ultraderecha y la derecha-ultra española entonces y que ahora el regionalismo -falto de propuestas propias que plantear al Pueblo Andaluz- utiliza de manera bastarda.
En conclusión, ambos escritos no hacen más que ponerle una alfombra roja al avance del españolismo y la reacción en nuestro país. En estos momentos de crisis sistémica capitalista a la que se acumula la crisis múltiple del Estado español ya referida, la propuesta práctica de quienes suscriben uno y otro texto es que el Pueblo Trabajador Andaluz sea ariete de la oligarquía planteando dos caminos distintos. El primero, el del regionalismo (que intenta hegemonizar Moreno Bonilla del Partido Popular con la inestimable ayuda de algunos de los firmantes del texto “Sin Andalucía, no, lendakari Urkullu” que ya le han propuesto públicamente que movilice al Pueblo Andaluz en nuestro día nacional, el 4 de diciembre, para respaldar su impostura) a través de un PP “andalucista” que imite el galleguismo del PP de Manuel Fraga. El segundo adelanta un camino a rebufo de los pasos que pueda dar un hipotético nuevo gobierno de PSOE-SUMAR (y añadidos). Por un lado por los propios suscriptores del texto. Por otro, por la evocación españolera con la que concluyen afirmando que solo sera posible el proceso “bajo la premisa de una plurinacionalidad que beneficie a todos los pueblos de España”.
No están en condiciones ni es la intención de los firmantes de ambos textos, pero en el momento actual, cuando a la moribunda Constitución del 1978 le quedan tan solo dos años para alcanzar el récord de la Constitución de 1876 que parió la primera Restauración borbónica y el Estado español se enfrenta a la agudización de múltiples contradicciones, la única salida posible para el Pueblo Trabajador Andaluz es alzar un programa en base a sus necesidades e intereses, y que pasa por la imprescindible descomposición del Estado español. Dejar de ser dirigido e instrumentalizado por la burguesía cipaya andaluza y alzar un programa de liberación andaluza fundamentado en la ruptura democrática, la soberanía nacional andaluza, la conquista del poder por la mayoría del Pueblo Andaluz, su clase trabajadora, y la construcción de una Andalucía socialista.
Carlos Ríos.
Granada, 14 de septiembre de 2023.
Notas:
i https://12ft.io/proxy?q=https%3A%2F%2Felpais.com%2Fespana%2F2023-08-31%2Fautogobierno-vasco-y-modelo-plurinacional-del-estado-si-hay-voluntad-es-posible-el-acuerdo.html
ii https://twitter.com/JoseLVillarigl/status/1697561209078165662
iii https://ctxt.es/es/20230901/Firmas/44009/carta-abierta-urkullu-pueblo-andaluz-andalucia-plurinacional-espanya-madrid-pnv-andaluces-constitucion.htm?utm_campaign=twitter
iv https://www.enandaluz.es/andalucia/politica/36007-historicos-andalucistas-responden-a-urkullu-andalucia-no-aceptara-un-estatus-inferior-a-euskadi-y-cataluna/



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